Incluso después de haber ganado mi caso, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas no me quería liberar hasta que intervino mi abogada
Julian, procedente de la República Dominicana y quien portaba un permiso de trabajo, se puso contento cuando un juez de inmigración determinó que él tenía el derecho legítimo de permanecer en los Estados Unidos y que el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) se había equivocado al tratar de deportarlo. Había pasado meses detenido y luchando contra el cargo de deportabilidad interpuesto por el ICE con la ayuda de abogados del New York Immigrant Family Unity Project. Sin embargo, incluso después de que el juez cancelara el proceso de deportación, el ICE se rehusaba a liberarlo de la prisión local donde se encontraba detenido. Cuando los funcionarios del ICE declararon de forma falsa que la orden del juez no era «definitiva», Amanda Bernardo, la abogada de Julian entró en acción. Después de solicitarle al juez de inmigración que celebrara una audiencia para determinar si Julian debería continuar en custodia, el juez emitió una orden por escrito para la liberación de Julian. Los oficiales del ICE todavía se rehusaban a liberarlo. Solo liberaron a Julian luego de que Bernardo se pusiera en contacto con el abogado principal de la oficina local del ICE. De no haber sido por la ferviente representación de sus abogados del New York Immigrant Family Unity Project, es posible que Julian todavía estuviera preso, separado de su familia y sufriendo encerrado en una celda 20 horas al día. Esta es su historia.
Cuando llegué al centro de detención, no sabía qué sentir. Pasaba la mayor parte del tiempo en una celda, sin aire fresco. Tenía una hora de recreación durante la mañana y después tenía que volver a encerrarme. El área de recreación se sentía como estar en una jaula como un perro. Iba a almorzar y luego de vuelta a mi celda por el resto del día. Estuve ahí esperando durante meses. Mi familia me decía que tenía que luchar. Lo dejé en las manos de Dios.
Mi madre me rogó para que no me rindiera. Me dijo que tenía buenos abogados y un buen caso, pero yo le decía, "Mamá, no lo puedo soportar." Decidí que solo iba a firmar los documentos para la deportación. Sabía que eso es lo que quieren que uno haga. El guardia decía, "Ya sabes lo que tienes que hacer si quieres tu libertad. Sabes que deberías estar libre, pero aquí estás." Te molesta profundamente. Te rompe por dentro.
Cada vez que iba al tribunal me sentía ansioso y deprimido. En mi mente, ya me habían deportado. Hay tantas personas con buenos casos y aún así las deportan. Yo llegué aquí a los ocho años. Fui el último en llegar a los Estados Unidos después de que mi madre viniera aquí en busca de una vida mejor. Toda mi familia está aquí ahora y no estoy familiarizado con nada en República Dominicana. En realidad, no tengo a nadie allí. Mi madre y toda mi familia están aquí.
Tenía buenos abogados. Mi abogada siempre estaba en contacto con mi familia. Ella hizo que me trasladaran de Batavia a Nueva York para que pudiera estar más cerca de ellos. Cuando iba a firmar los documentos para la deportación solo para no seguir detenido, mi abogada me dijo: "No, no. Tienes buenas posibilidades." Contar con un abogado te ayuda mentalmente pues tienes a alguien que de verdad está preocupado por tu bienestar y quiere que te quedes en los Estados Unidos. No estás solo por tu cuenta. Te da la esperanza de que tienes una oportunidad. Si una persona no tiene alguien que le represente, se siente como si no tuvieras más opción que deportarte a ti mismo. Hay personas detenidas que solo hablan español. Ni siquiera saben cómo hablar con el juez ni entienden lo que éste les dice. Contar con un abogado te quita un poco de estrés y ansiedad.
Cuando supe que el proceso de deportación se había cancelado, simplemente me puse a llorar. Por lo general, nunca lloro delante de nadie, pero fue incontenible. La gente me vio llorar como un bebé. Mi mente daba vueltas y yo pensaba: "No puede ser, no puede ser cierto."
Mi abogada esperaba que mi liberación de la cárcel de inmigración fuera una semana o dos después de que el juez resolviera el caso, pero no me dejaban salir. Dijeron que no habían recibido los documentos del juez, pero me mantuvieron allí incluso después de recibir la documentación. Fue una verdadera lucha y sentí que ya estaba perdiendo la cabeza. Me preguntaba: "¿Qué es lo que quieren de mí?" Solo daban más excusas. Estuve esperando por días y después dijeron que estaban esperando para ver si el gobierno deseaba realizar una apelación. Me estaba volviendo loco. Mi familia se estaba volviendo loca. No podía creer que me obligarían a quedarme y esperar una apelación. Dije, "Esto no puede pasar. Esto no puede pasar."
Llamé a mi abogada y me dijo: "No te preocupes, estoy haciendo todo lo que puedo para que no suceda." Ella le tuvo que escribir al juez y explicarle que el ICE se estaba rehusando a dejarme salir. Estuve allí casi un mes más de lo que tendría que haber estado. Incluso mis amigos allí hablaban con los guardias y les preguntaban qué era lo que estaba sucediendo. Fue un mes de llamadas y mucho esfuerzo antes de que me dejaran salir.
Finalmente me dejaron ir. Ahora estoy bien. Tengo un trabajo en construcción. Puedo ver a mi familia. Gracias a Dios, estoy saludable. Todo tiene una razón y un propósito. Solo sigo adelante, ¿sabes?
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Read the English version of Julian's story.
A los inmigrantes como Julian, a quienes mantienen detenidos, les han quitado su libertad y los han separado de sus familias. En Nueva York, el New York Immigrant Family Unity Project, se asegura de que los inmigrantes detenidos y bajo procesos de deportación tengan la representación de un abogado si no cuentan con los recursos para contratar uno. Sin embargo, en la mayor parte del país, quienes no cuentan con los recursos para pagar un abogado se enfrentan solos al sistema judicial de inmigración. Sin un abogado, los inmigrantes detenidos tienen pocas posibilidades de obtener su libertad y de evitar la deportación, incluso cuando cuentan con un estatus legal para permanecer en los Estados Unidos. Los inmigrantes que se enfrentan a la deportación con la ayuda de representantes legales tienen 3.5 veces más posibilidades de que se los libere de la detención y 10 veces más posibilidades de quedarse en los Estados Unidos de forma permanente. A nivel nacional, más de 40 jurisdicciones locales y estatales han seguido el ejemplo de Nueva York y financian abogados especializados en casos de deportación para las personas de sus propias comunidades, esto incluye 22 programas asociados en la iniciativa Seguridad y Justicia para Todos (Safety and Fairness for Everyone, SAFE). Estos esfuerzos están impulsando y sentando las bases de un movimiento nacional para una representación universal obligatoria a nivel federal para todos los inmigrantes que se enfrentan a la deportación.
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